viernes, 4 de mayo de 2007

violencia

Subo a la micro que he esperado por casi 30 minutos. El chofer, serio, discute con un tipo que quiere subir sin pagar (o sea, sin pasar su tarjeta Bip! Por el validador, como diría Zamorano). En el bus una señora alega con unos escolares por el asiento que no le quieren ceder. El tráfico es denso por Av. 11 de Septiembre y el olor poco soportable en el bus. Sólo el más apto sobrevive en esta darwiniana ciudad en que me toca vivir.

Violencia todo el día. En la calle, en la pega, con jefes que ordenan qué hacer y qué no hacer sin ningún respeto hacia sus trabajadores. En la tele, donde sólo tienen cabida los más violentos, los más virulentos personajes que disfrazan su violencia de choreza e irreverencia.

Violencia verbal en la forma de hablar de los locutores radiales que creen que por ser jóvenes tienen que ser seres no pensantes que hablan y utilizan el vocabulario de un púber de 15 años.

Violencia en el ambiente. En el ruido, en el smog que no nos permite respirar hondo y tomarnos un tiempo para reflexionar y dejar la vida volar.

Violencia visual en el Metro repleto de propaganda por todos lados. Las calles y carreteras plagadas de gigantografías pidiéndole a la gente que se endeude cada vez más. Las veredas llenas de volantes botados. Basura, mucha basura de colores con los rostros de los actores y animadores de moda.

Violencia en nuestra clase política, donde no importa otra cosa que desprestigiar a los que son del otro bando. La Concertación contra la Alianza. La Alianza contra el Gobierno. No importa, nada les importa más que el poder, y la violencia es el medio para conseguirlo. Violencia en las respuestas del Gobierno hacia los periodistas. Violencia en las politicas de Gobierno hacia la clase obrera, la mentada e inventada "clase media". Violencia en las casas chubi, en el Transantiago, en las pensiones de hambre, en la mala calidad de la educación, en el lucro de ésta. Violencia en el Parlamento, en el discurso de los honorables, en sus ridículas ideas, en como son elegidos, en como son remunerados.

Violencia económica al echar un vistazo a los barrios opulentos de la elite más acomodada del país, donde probablemente sólo el jardín de una casa cueste lo mismo que varias casas y departamentos de mi barrio popular. Violencia cuando lees que lo que recibe el pequeño segmento más acaudalado de la sociedad es diez veces o más de los que recibimos todo el resto de los chilenos, que somos lo que hacemos de éste, un país. Violencia cuando te dicen : "La vida es triste, Venancio. Pero ¿que se le va a hacer?" (Tito Fernández).

Violencia sexual al ver la prostitución del cuerpo humano en los quioscos. Cuando el cuerpo femenino pasa a ser un objeto comercial más, para vender cualquier porquería innecesaria.

Violencia académica cuando ves que salen miles y miles de profesionales mal preparados de universidades e institutos chantas que no serán ningún aporte real para nuestra sociedad. Violencia, al ver como se malgasta, como se desaprovecha toda esa gente, todo ese talento.

Entonces yo me pregunto: ¿Por qué la gente está tan violenta en esta tranquila, apacible y relajada copia feliz del edén en la que vivimos? ¿Por qué los jovenes van y hacen destrozos cada vez que hay una manifestación? ¿Por qué un tipo puede llegar a matar a otro por $100?
¿Por qué, ah?
Díganme ustedes...

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