miércoles, 20 de abril de 2011

A mi amada

Estamos a 2 meses del gran día. Parece que ha sido todo tan rápido, sin embargo aún siento que falta tanto para poder ver y abrazar a esa criatura que está en tu vientre. Hay tanto que expresar y tan poco vocabulario para hacerlo. Recuerdo ese septiembre, esas fiestas patrias que celebramos como nunca lo habíamos hecho. Presintiendo, quizás, que pasarán varios años para volver a celebrar así. Lo bailamos todo, lo tomamos todo y lo comimos todo. Luego, casi inesperadamente, aunque lo estábamos buscando, llegó la noticia: Estabas embarazada.

Ha sido un gran período, una etapa muy linda. Con altos y bajos, pero los problemas no se comparan ni en lo más mínimo con la alegría que siento cada tarde cuando llego a casa y te veo preciosa, feliz, radiante, con esa guata que crece y crece cada día más y que nos emociona con cada movimiento, con cada patada.

Por primera vez en mi vida siento que hay algo verdaderamente importante. Pasaron a segundo plano, de un día para otro, los problemas económicos. Los problemas de la pega se quedan en la pega, por primera vez. No me importa si mi jefe me reta o si está a punto de acabarse esta pega, cuando llego a casa y te veo a ti y a nuestro futuro haciéndose un espacio en tu vientre no me importa nada más. Es raro, es rico.

Estoy ansioso, y expectante. Quiero conocerlo luego, abrazarlo, decirle que yo soy su papá y que voy a estar a su lado toda su vida (o toda mi vida, en realidad). Quiero que tenga la confianza que tendrá una familia que siempre lo apoyará. Quiero que sepa que lo importante no es caerse, sino volver a ponerse de pie. Quiero y pienso tantas cosas...

Es difícil enfrentar esto. Por lo mismo no quiero pensar tanto. Dejemoslo ser (Let it be, diría McCartney). Que la vida nos guíe, tanto a él como a nosotros en este camino que ya empezamos a recorrer. Juntos.

"La vida mágica ay sí, vamos llevando"

martes, 19 de abril de 2011

A propósito de la "ley del Super 8"

Sobre la ley que pretende regular los alimentos altos en grasa y en azúcar, el Gobierno un día está de acuerdo y al siguiente no. El Ministro Mañialich dice por la radio que el Super 8 es un alimento, que es impracticable prohibir la venta de este tipo de "alimentos" (golosinas deberíamos decir) y que no se le puede decir a la gente qué puede elegir y qué no. Según ellos, eso lo decide la propia gente.

Ahora bien, si eso es tan cierto, y la gente puede y debe elegir como quiere vivir. Entonces, por qué no se legisla el aborto como opción para aquellas parejas que no deseen ser padres aún. Por qué no dejamos que la gente, los jóvenes ( a los mismos que queremos dejar que elijan comer un Mc Combo o una manzana) elijan si quieren o no fumar marihuana. Por qué no dejamos que la gente elija.

Al parecer, para algunos temas el Estado debe elegir por la ciudadanía, y en otros no.

Por otro lado, suena muy bonito que el ciudadano se empodere de su autonomía y pueda elegir lo que quiere comer, pero, ¿En realidad creemos que es él quien elige? ¿Cuando un niño compra un completo en el quiosco de la esquina es eso lo que el realmente quiere? ¿Estamos seguros de eso?
Yo no. Si tomamos en cuenta la cantidad de publicidad que hay alrededor de un niño, rapidamente nos damos cuenta que el no tiene poder para elejir. Ese niño no elige con conocimiento y luego de un análisis que le permita discriminar qué es lo que quiere. El niño elige en base a lo que se le muestra. Y si sólo se le muestra comida chatarra y golosinas, el niño "elegirá", adivine... ¡sí, golosinas y comida chatarra!

Si alguien que lee esto aún cree que es libre porque elige qué vestir, qué cerveza tomar, qué programa de televisión ver, a qué cine ir, qué celular usar, etc. es porque este sistema ha hecho un muy buen trabajo. Nos han hecho creer que somos libres al elegir lo que ellos quieren que elijamos. Nos han hecho creer que somos informados y estamos actualizados porque leemos lo que el sistema quiere que leamos y que nos informemos de cosas poco importantes (francamente insignificantes) mientras las grandes materias que afectan nuestras vidas son debatidas entre los mismos de siempre.

Para poder empoderar a la ciudadanía, a la gente, con REAL poder de decisión, primero se debe tener una ciudadanía, un pueblo informado. Y eso es lo que nuestros líderes no quieren. La información y el conocimiento otorgan poder. Una ciudadanía informada y consciente tiene más poder que una ciudadanía que sólo acepta lo que se dice desde la televisión y desde La Moneda. Es importante que comencemos a informarnos mejor, a exigir más, a participar en las decisiones que afectan nuestra vida diaria. Vivir es más que respirar.