viernes, 30 de diciembre de 2011

2011: El año de Alonso

Se acaba el 2011 y se me ocurre hacer mi clásico balance de fin de año. Y pasaron hartas cosas, pero sin duda este año quedará marcado en mi vida (y en la de mi familia) como el año en que nació mi primer hijo, Alonso.

El año empezó con la Moni embarazada y ambos expectantes. Nos habíamos ido a vivir a la casa de la suegra, en La Reina, en noviembre del año pasado. Nos propusimos vivir ahí hasta el fin de este año, y lo logramos, ya que en enero de 2012 nos mudamos, de nuevo solos. No, nunca más solos, desde ahora y para siempre con nuestro hijo.

La guata crecía y crecía, y las ansias por conocerlo crecían más y más. Mientras, Paul McCartney anunció show en Santiago y en mayo llegó su Up and Coming Tour (si, el mismo que sólo meses antes había visto en Buenos Aires). Lo disfruté de otra manera esta vez. En cancha, disfrutando y gozando cada canción, y pensando que cuando el Alonso sea grande y escuche a The Beatles yo le contaré que estuve allí, en el Estadio Nacional cuando uno de Los Beatles vino a Chile. Meses más tarde mi alegría sería doble cuando en el Movistar Arena vi en vivo a Ringo Starr, el otro Beatle con vida (con vida terrenal, ya que John y George viven en nuestros corazones y oídos). Ver a 2 beatles el mismo año es un hito que no esperaba ni el más optimista de los beatlemaníacos. Hello goodbye, Yesterday, Yellow Submarine, Boys, A day in the life, son solo algunas de las canciones de The Beatles que este año vi interpretadas por Paul y Ringo en vivo… ¡¡¡Inolvidable!!!

En junio llegó el momento. Mientras el Liceo Barros Borgoño era “tomado” por sus alumnos y las típicas protestas estudiantiles de cada año se empezaban a convertir en el movimiento social más grande de los últimos tiempos en Chile, a unas cuantas cuadras de allí, nacía Alonso Ignacio. Pesó tres kilos doscientos y midió 49 centímetros. La emoción de verlo nacer es indescriptible. Poder compartir ese momento con mi señora es algo que no olvidaré jamás. Ese primer llanto, esos ojitos que me buscaban cuando le hablé, fue fantástico, mágico. Y desde ese minuto en adelante todo ha sido así: Llegar a la casa del trabajo y que esa pequeña criatura te esté esperando, que se alegre al oír tu voz y que quiera estar en tus brazos es algo que nunca imaginé. Creo que soy feliz. Feliz por mi familia, por mi señora y por mi pequeño, que ya tiene seis meses. Feliz porque todo se me olvida cuando estoy con ellos. No importa la pega, ni el pésimo desempeño de Colo Colo, ni la obsecuencia de este Gobierno, ni los fantásticos artistas y bandas que vinieron y que no pude ir a ver por falta de tiempo y sobretodo, plata. Todo se soluciona con la sonrisa de Alonso. Todo.

El invierno fue algo intenso, con Alonso con algún resfriado por ahí, con nosotros aprendiendo rápidamente a ser padres, cultivando la paciencia, aprendiendo a mudar, a sacar chanchos, a dar la mamadera. Mientras, miles de jóvenes en las calles pedían una educación pública gratuita, con marchas históricas, con una muy baja aprobación del presidente ( 27% en las encuestas), con los políticos (de la derecha y de la Concertación) sin saber qué hacer ante esta ola de chilenos y chilenas que se levantaban y hacían sonar sus cacerolas (como en los viejos tiempos) para demostrar su apoyo a la causa estudiantil y su rechazo a las políticas públicas instauradas en dictadura y consagradas en la democracia de la Concerta. El modelo político-económico-social hace agua tanto en Chile como en el mundo. En Europa llega la crisis, en los países árabes llega la “primavera árabe” que desde principios de año ha visto a millares de personas en las calles de Egipto, Libia, Siria, Túnez, Yemen, etc. Los dictadores del mundo árabe tiemblan ante el poder de la gente que, gracias a Facebook y otras redes sociales, lograron unirse y luchar por sus derechos. Y luchar no solo alzando la voz ni saliendo a la calle, sino que muchas veces con el fusil al hombro y haciendo frente a la brutal represión policiaca y militar. En Europa los españoles, indignados, se toman una plaza y comienza un movimiento pacífico que demanda más humanidad, más equidad y mejores oportunidades para todos. En poco tiempo el movimiento se expande por el resto de Europa y cruza el Atlántico, y así, de pronto los gringos van y ocupan Wall Street.

Este fue sin duda el año de los manifestantes, de la gente que, indignada, salió a las calles a pedir lo que siempre le prometieron y nunca llegó. Aquí en Chile la líder del movimiento, Camila Vallejo, se convirtió en una figura relevante, la persona del año para muchos (incluyéndome, claro está, y para los lectores del diario inglés The Guardian también). Me gusta y le veo un muy buen futuro, es inteligente, con ideas claras, sencilla, y más encima, linda.

Mientras se aprueban proyectos hidroeléctricos en la Patagonia chilena, con miles protestando y exigiendo mayor desarrollo en energías limpias, nuestro Alonso va creciendo cada día más. Ya a los 3 meses parece un bebé de 5. Muy despierto, y alegre. Le gusta la música, y cuando toco la guitarra se queda tranquilo escuchando, me mira, sonríe, me da la sensación que está bien, feliz, satisfecho. Imagino que confía en mí. No lo puedo defraudar, no puedo quedarme sentado esperando que, de la nada, surjan los cambios que se requieren para hacer de ésta una mejor sociedad para él y para todos nuestros niños y niñas. Hay que hacer algo. No quiero que mi hijo crezca y que las únicas imágenes que tenga de la Patagonia chilena sean de archivo. No quiero que se endeude para estudiar. No quiero que viva desilusionado y amargado.

Septiembre fue mucho más reposado que años anteriores. Más casero, pasé de servir combinados a preparar mamaderas, cambiamos los pañuelos y las cuecas por los pañales y los llantos, jajaja! No, no fue nada de terrible. Se pasó bien, con harto asado, cueca, guitarreo y huifa, como diría Tito Fernandez, pero en un ambiente claramente más “familiar”!!!

El último trimestre del año comenzó con el bautizo. Algo sencillo, con la familia, algunos amigos. La comadre Sonia y el compadre Mito. Un proceso bonito, con charlas bien desarrolladas y con harto amor y entusiasmo por parte de todos. Alonso fue bautizado en la misma parroquia donde nos casamos con la Mona. Espero que crezca con un concepto nuevo de Iglesia, y no con la Iglesia que se hizo la lesa con lo de Karadima hasta el último minuto.

Y así llegamos a fin de año. El Alonso cumplió 6 meses. En el consultorio dicen que está super bien cuidado y que tiene que empezar a comer. Y el chiquillo resultó tener el diente largo, parece, porque disfruta con la comida, oiga, pero que da gusto verlo, jajaja! Yo estoy un año más viejo. En Chile el congreso aprueba el voto voluntario y la inscripción automática, lo que no me convence mucho (soy de la idea de tener inscripción automática y voto obligatorio – deberes y derechos, ley pareja no es dura-), pero al parecer los chilenos, una vez más, nos comemos enterita la papa que nos sirven los mismos de siempre.

Este año hubo de todo. Se destapó el escándalo La Polar, donde los ejecutivos de esa multitienda estafaban a la gente (no me consta que las otras multitiendas no lo hagan – que sea legal no significa que sea ético y/o moral, eso lo tengo más que claro, sobretodo acá en nuestro país-), se descubrió la colusión de los pollos y ahora se investiga una posible colusión entre los supermercados. Ninguna novedad. Como tampoco es novedad la gigantesca suma de dinero que obtiene como utilidades las AFPs e Isapres. Pero volvemos a caer redonditos, como el Alonso con cualquier cosa que brille y suene. Se cayó un avión en Juan Fernandez, y murió Felipe Camiroaga. Aun hay cuerpos que no aparecen. También murieron este año el gran Facundo Cabral (fue asesinado) y el poeta Gonzalo Rojas. Murió Amy Winehouse y se unió al grupo de los 27 (músicos que murieron a esa edad, como Kurt Kobain, Jimi Hendrix y Brian Jones entre otros).

En fin, termina el año. Año nuevo, casa nueva: en enero nos movemos al Centro de Santiago, back to the roots…

Feliz Año Nuevo y espero de todo corazón que el 2012 sea el fin... el fin del letargo, el fin de las quejas, el fin de las desilusiones. Y que sea el comienzo de una nueva esperanza, de nuevas ilusiones y de una sociedad más igualitaria, humana, y sencilla...

Estimados y estimadas… Salud por eso!