miércoles, 16 de junio de 2010

¡Y hasta que ganó Chile!

desde que nací hace 29 años: 5 mundiales a los que Chile no clasificó (1986, 1990, 1994, 2002, 2006); 1 mundial en que se perdieron los tres partidos, frente a Alemania, Austria y Argelia, con penal errado por uno de los jugadores chilenos más grandes de todos los tiempos (España 1982); y un mundial al que se pasó a Octavos de Final sin haber ganado ningún partido: Empate a 2 contra Italia, empate a 1 contra Austria y el mismo marcador ante Camerún. Luego perderíamos en Octavos contra Brasil (Francia 1998). Nunca había visto ganar a Chile un partido en un mundial. La última vez que Chile logró ganar fue el 16 de junio de 1962 en Santiago de Chile, cuando logró el tercer lugar de la Copa del Mundo de ese año al ganar por 1 a 0 a Yugoslavia. Hoy, 16 de junio de 2010, 48 años después, al fin puedo gritar: ¡GANAMOS!

Fue un mezquino 1 a 0, Chile pudo haber convertido al menos un par de goles más; fue ante una selección bastante discreta (por no decir derechamente mala), Honduras; fue en un mundial que ha estado más bien "fome", lo que se confirmará o se rebatirá con el transcurrir de los días; sin embargo ganamos. Y jugando bien. Y atacando, y metiendo pelotas en el área rival, y con la seguridad que dan nuestros jugadores, pero a la vez con la humildad con que toman cada triunfo.

La deuda ya está saldada. Aunque, como dijo el DT Marcelo Bielsa, si Chile no pasa a Octavos de Final nadie recordará esta victoria. Nadie excepto yo, quizás.

Fuerza Chile, se vienen partidos complejos, están Suiza y España en el horizonte. Pero se puede. ¡Chile puede!

martes, 8 de junio de 2010

Pensando en el legado

En estos días en que las conversaciones sobre hijos se han hecho más frecuentes en mi entorno, y viendo cómo mis amigos comienzan a practicar la paternidad, me he dado cuenta que ya va siendo hora de pensar en esa nueva etapa de la vida, esa con "personitas" a tu cargo, que verán, escucharán, repetirán y admirarán todo lo que de ti venga. Eso es mucha responsabilidad.

Dándole vueltas al asunto, y escuchando los malos resultados en educación en los colegios en Chile, uno se empieza a cuestionar, por ejemplo, qué cosas podemos heredarles a nuestros hijos. Cosas que les permitan desarrollarse de manera integral como hombres y mujeres plenos en esta sociedad. Cosas que los hagan crecer y desarrollarse disfrutando de lo bueno de la vida, y cuestionando todo lo demás.

En eso estaba cuando se me ocurrió que no hay mejor herencia que la educación (medio chiste, mi mamá me ha dicho eso desde que era chico: "Lo único que te puedo dejar es una buena educación, así que ¡partiste a estudiar cabro 'e mierda!" - Nota: Mi memoria es frágil, probablemente no fueron esas las palabras textuales, pero sí la intención... al menos yo la sentí así, ja). De todas formas, me he convencido que gastar plata en arte, al final no es gasto, sino una inversión. Hasta el día de hoy agradezco esos discos vinilos de Los Jaivas y The Beatles que habían en la casa cuando era chico, y que los podía escuchar cuando quisiera. Agradezco a mi madre su colección de libros, gracias a la cuál no necesitaba correr a la biblioteca cada vez que debía leer algo para el colegio.

Por lo mismo es que me he decidido a comenzar (antes que sea demasiado tarde) y partí por un área en que soy un completo neófito: Música clásica. Es por eso que estoy empezando a coleccionar Cds de autores clásicos como Beethoven, Mozart, Tchaikovsky. Ahora, la gracia es, precisamente, no comprar los discos para guardarlos, sino que empezar a explorarlos, escucharlos, gozarlos, sentirlos... en fin, disfrutarlos. Qué es el arte y la cultura sino eso: el gozo, el disfrutar de las cosas simples y grandiosas de la vida: La música, la pintura, la lectura, la fotografía, la historia, la geografía, el paisaje natural y humano, la política (más bien, conversar y discutir sobre política), la gente, los amigos, la familia, las conversaciones largas y apasionadas, la comida y la bebida...

Si algo vale la pena dejar a nuestros hijos, eso debe ser el gozo. Que aprendan a disfrutar de las cosas lindas de la vida: la música, los libros, una conversación al calor de una botella de vino tinto, un partido de Chile en el mundial. Yo, al menos, seguiré disfrutando de lo bueno de la vida y espero seguir haciéndolo cuando llegue un niño o niña a mi vida, para disfrutar juntos de Tchaikovky y de Los Beatles y del Quijote de la Mancha. En realidad, parece que me está gustando la idea...