martes, 29 de noviembre de 2016

Guns n' Roses en Chile 2016: El concierto que me faltaba


Estadio Nacional. 21:05 del sábado 29 de octubre de 2016. Se apagan todas las luces del recinto (que, pese a ello, se ilumina aún más con las pantallas y flashes de los miles de smartphones encendidos para captar el momento). Aparecen unas siluetas en el escenario, y el riff inconfundible del bajo de Duff McKagan da inicio al show. “I see your sister in her Sunday dress” canta Axl Rose, y el público estalla al ritmo de ‘It’s so easy’. Ahí están los Guns: Axl, Slash y Duff!!! Tan lejano que parecía este momento, cuando recién a comienzos de este año se anunciaba su reencuentro y posterior gira. Cuando, pendientes de todo rumor, verifiqué que la web oficial de Guns n’ Roses se encontraba en mantenimiento, solo luciendo el clásico logo redondo con las pistolas cruzadas, adornadas por rosas. El mismo logo que Axl dejó de usar luego del Use your Illusion Tour, gira con la que vinieron por primera vez a este país. De vuelta en el Estadio Nacional, suena la poderosa y pegajosa ‘Mr. Brownstone’ y, aunque  el sonido no es el mejor, me hace recordar aquellos años de juventud. Esos años de cassettes grabados de la radio y del personal stereo. Canto a todo volumen junto a Axl y a los miles que repletan el Estadio Nacional. Estamos en galería con la Mona, en el codo nor-oriente, entre la galería que ocupa la Garra Blanca y Andes. Se ve bien, pero lejos. No estaba en esta ubicación desde el show de Eric Clapton, por allá por el 2001.



Llegamos como a las 7 de la tarde, con ansiedad y alegría, con expectativas, pero con tranquilidad. El acceso fue extremadamente expedito, y ni siquiera nos registraron al ingreso. Hasta regalitos de los auspiciadores recibimos. Unas galletas Tritón que de muy buena gana recibí. Quizás si estaban regalando galletas para alimentar a la gallá, en caso que Axl se le ocurriera atrasarse. Una mala costumbre que ya era marca registrada del cantante, hasta esta Gira, donde han comenzado sus actuaciones con puntualidad británica. Nos acomodamos rápidamente y esperamos, mientras veíamos cómo se iba llenando de a poco los espacios vacíos de la cancha y de galería. Si salían tarde no nos preocupábamos, ya que el hijo estaba bien cuidado donde una de sus tías, así que teníamos “chipe libre”. Noche importante porque sería la primera en la que el cabro chico se quedaría fuera de casa, sin sus padres, que ahora disfrutaban de la potencia de la guitarra de Slash, que se luce en un solo eterno que corre paralelo a ‘Chinese Democracy’, canción del álbum del mismo nombre, álbum donde no figuró Slash. Quizás por eso la necesidad de crear un gran solo durante toda la canción, a modo de imprimirle su sello.  Luego, Axl pregunta “You know where you are?” y el estadio se viene abajo con los primeros acordes de ‘Welcome to the jungle’. El sonido mejora y al parecer Axl comienza a ponerse a tono.  Luego vino ‘Double talkin’ jive’, la primera del concierto del ‘Use your Illusion’, álbum de cabecera de mi vida. El solo final de la canción nos demuestra lo que será la tónica de la noche: ¡El show es de Slash! Corre de lado a lado, no suelta la guitarra ni tiene tiempo para descansar. Slash mantiene a la banda, y cubre muy bien los espacios dejados por Axl, tanto musical como visualmente. ‘Better’ fue la segunda del ‘Chinese democracy’ en este show, ese disco que no he escuchado más de 1 o 2 veces. Un sonido más industrial, menos Gunner, pero bien de todos modos.

Tras cartón, uno de los mejores momentos de todo el show, a mi parecer: ‘Estranged’. Una de mis canciones favoritas de la banda, un lado B que no es de las típicas, pero que acá tocaron de manera excepcional. El piano de Dizzy Reed, la guitarra inconfundible de Slash, la voz de Axl, la atmósfera… ¡Fue todo mágico! Para mí, uno de los puntos más altos de la noche (sino el más alto). No alcanzo a recuperarme de la emoción cuando parte ‘Live and let die’ y le sigue la gran ‘Rocket Queen’. Ambos temazos, donde los GnR dan todo en el escenario y yo agradezco infinitamente el privilegio de poder verlos en vivo. Aquella vez que vinieron el 1992 no logré convencer a mis padres. Tenía 11 años y no hubo manera de ir a ese show. Recuerdo buscar alguna radioemisora que lo transmitiera y nada… Al final encontré una radio que estaba transmitiendo un show en vivo, que luego supe era de una actuación en Japón. El show en vivo lo transmitió completo una radio como una semana más tarde y lo grabé en 2 cassettes. Una versión corta y editada del show fue transmitida por el canal 7 (así se le decía a TVN en esos años), con presentación del, en aquel tiempo ñoño, Iván Valenzuela y la, en ese tiempo joven y ondera,  Katy Salosny. En fin, ya todo eso estaba en el pasado, ya nada de eso importaba, porque ahora, aunque más viejos y cansados, con sus cuerpos visiblemente afectados por el paso del tiempo y del carrete, estaban aquí, ante nuestros ojos y oídos. Y se despachan ‘You could be mine’. Y todo iba re bien, hasta que Axl se pone a hablar, y dice algo así como “One step back”. Les pide a los de cancha que se corran un paso más atrás para no aplastar a los que están en la reja. La banda sigue tocando la base de ‘You could be mine’ y finalmente Axl sigue con la segunda estrofa. Slash con la guitarra roja, la misma con la que aparece en el videoclip de la canción, se manda otro solo de aquellos.

Así llegó el momento de Duff, que se despachó la potente ‘New rose’, única canción del álbum de covers ‘The Spaghetti incident?’ presente en el show de esta noche. El cabeceo infernal me pasaría la cuenta al día siguiente, cuando no podía mover el cuello por culpa del headbanging! Se calman los ánimos mientras tocan ‘This I love’, una balada del ‘Chinese democracy’ que vale la pena volver a escuchar. Una balada con todo el sello GnR. La mejor de las tres del ‘Chinese Democracy’ que presentaron, sin duda. Le siguió ‘Civil war’ y a cantar a todo pulmón “My hands are tied!”, tal como la hice tantas veces en mi pieza con la radiocassette a todo volumen, allá en la Villa Portales, hace más de 20 años. Y pegadita vino ‘Coma’ y quedé pa’ dentro! Muy buena interpretación. Otros de los puntos altos de la noche, para mí. Una canción larga, compleja, que la disfruté a concho. Dos joyitas del ‘Use your Illusion I & II’, con las que ya me daba por pagado!

Y eso que faltaba harto todavía, como el solo de guitarra de Slash con la canción del padrino, que sirve de intro para ‘Sweet child o’ mine’. No bien terminamos de cantar ‘Ohh, wow wow sweet child o’ mine”, y Slash ya está haciendo de las suyas otra vez, ahora con Richard Fortus, el otro guitarrista, para  despacharse ‘Wish you were here’ versión instrumental, seguida del piano de Axl tocando el coda de ‘Layla’, de Eric Clapton. Todo, como una larga intro para la memorable ‘November rain’, un clásico de todos los tiempos que merece ser disfrutada abrazando a mi amada.

Así llegamos a la última parte del show, con ‘Knockin’ on heaven’s door’ del ganador del Nobel de Literatura Bob Dylan, seguida de la poderosa ‘Nightrain’! Esa me puso de pie nuevamente, para seguir cabeceando! I’m on the nightrain, bottoms up!!! / I’m on the nightrain, fill my cup!!!Todo culmina con ‘Don´t cry’ otra de las baladas clásicas de los Gn’R.

Después de un corto receso, vuelven al escenario a rematar todo con ‘The seeker’, un cover de The Who que sonó mal, para finalizar la fiesta con fuegos artificiales y confeti al ritmo de ‘Paradise City’, canción que destacó por la bulla general de las guitarras y la voz perdida de Axl, que a ratos se lograba escuchar entre tanta bulla. Ya nada importa. Es el final de la fiesta. Todos felices, todos conformes, son los Guns and fuckin’ Roses! Los míticos, los históricos, los únicos! En un concierto que tuvo altos y bajos, canciones que sonaron mejor que otras, en fin. Los Guns nunca fueron perfectos, ni  virtuosos, pero Axl, Duff y sobretodo Slash, aún conservan eso que los hizo ser parte de una de las bandas más influyentes del rock n roll de los 80 y 90s, y que aún hoy, llenan estadios y corazones.



viernes, 6 de mayo de 2016

Mi guitarra

Así se cumplen los ciclos… Hace años y por un error imperdonable rompí la guitarra Tizona de mi papá. Debe haber sido por allá por el 1999, yo estaba recién en la U y mi padre aún andaba en su aventura extranjera. Justo cuando por fin me había animado a tomar una guitarra y empezar a sacarle alguna nota musical. Con unos cancioneros que me compré, y otros que tenía mi papá, comencé a aprender los primeros acordes. Recuerdo como dolían los dedos. Después y con más práctica, ya no tanto. Y de pronto, CRACK! Un movimiento brusco al desenfundar la guitarra y un golpe certero la quebró. Meses más tarde, para mi cumpleaños, mi mamá me sorprendió al regalarme una guitarra, mi primera guitarra. Una Oregon, con cuerdas de nylon y con una cápsula que amplificaba el sonido. Esa es mi guitarra, la regalona. La que ocupé para los T.E.N Awards, en la U, en esa ceremonia estilo Oscars que inventamos, para galardonar a los compañeros de promoción (la más bonita, el más garabatero, la mejor dupla, el más bueno pa’ chupar, etc). Esa fue mi primera presentación ante público. Con mi partner Gerardo deleitamos a la audiencia con un set que incluyó ‘Norwergian Wood’, ‘Dead Flowers’, Pigs on the wing’ y el grand finale ‘Brain damage – Eclipse’, todo en formato unplugged. 



La misma guitarra (y casi el mismo setlist) utilizamos con Gerardo cuando tocamos en la Vicaría, una tocata tipo peña que estuvo entretenida. Así fue pasando el tiempo, con mi guitarra siempre al lado. En KOE recuerdo haberla llevado varias veces para los talleres de Choir que hacíamos, donde la gente escuchaba una canción en inglés, completaba la letra y al final los hacía cantar, guitarra en mano, la canción que ya se habían aprendido. Buenos tiempos. Luego vino el conjunto Chalinga, y nuevamente mi guitarra hablaba por mí, tocando valses chilotes, cuecas y tonadas. Aprendiendo nuevos ritmos y haciendo varias presentaciones en peñas, festivales y hasta misas a la Chilena. Harta alegría y mucho vino en esa época, espectacular. Esa misma guitarra me acompañó cuando me tocó ir a Calama por pega. Ahí, en la pieza del hotel practicaba mis canciones, o en el parque El Loa, algún fin de semana. La misma guitarra con la que traté de impresionar a la Mona, cuando recién estábamos saliendo, y le canté ‘Tu ventana’. Obviamente no se impresionó, pero creo que de alguna manera le gustó que yo le cantara.


 Mi guitarra me apañó siempre, en todos los cambios de casa que tuve, en todas las mudanzas, era un objeto de cuidado. Con la llegada de Alonso la guitarra se convirtió en un juego más, en una forma de acercarlo a la música y a los instrumentos. Es cierto que aún no logro que toque alguna nota, pero no me preocupo. Yo recién tomé una guitarra a los 19 años. Así se cumplen ciclos… Hace años y por un error rompí la guitarra de mi padre. Este fin de semana, y por un error, Alonsito movió la silla donde mi guitarra estaba apoyada y PAF! Se vino abajo, como tantas veces. Pero en esta ocasión con consecuencias fatales. Esta vez y para siempre, se quebró ese instrumento, ese pedazo de madera que tantas alegrías me trajo y que tanta compañía me hizo. Será de dios, como dicen por ahí... A juntar las lucas pa' comprarse otra, una que trace su propia historia.


viernes, 5 de febrero de 2016

Let's spend the night together: Los Rolling Stones en Chile 2016


Fecha: 03/02/2016
Hora: 21 hrs.
Recinto: Estadio Nacional

Contexto

De vuelta al Nacional. Desde el año 2012 que no venía a este estadio, aquella vez atraído por la muralla de Roger Waters. Ahora era el turno de saldar la deuda de otros monstruos del Rock: The Rolling Stones. Hace 21 años tocaron en este mismo estadio, y Mick Jagger lo mencionó en algún momento del concierto. Había una deuda con los chilenos, más bien había una deuda de los chilenos con los Stones, y fue saldada con creces la noche del pasado miércoles 03 de febrero.

Todo había comenzado meses atrás, con el anuncio que los Stones vendrían a Chile el 2016. Una vez confirmada la fecha se pusieron a la venta las entradas y mi Moni me instó a que las compráramos de inmediato. Un rápido análisis con mi señora, y con mi partner de tocatas, Gerardo, terminó en la decisión de comprar entradas para Cancha General, ticket nada de barato ($59.000.- más cargos por algún misterioso servicio que nunca he sabido cuál es, de $8.850.-). Con entradas en mano era cuestión de tiempo para poder disfrutar de esta música que lleva más de 50 años sonando en el planeta y que ha estado en mi vida desde que tengo memoria. No podría recordar cuándo fue la primera vez que escuché ‘(I can’t get no) Satisfaction’ o ‘Angie’. Si recuerdo ‘Paint it black’, gracias a que mi tío Pato veía la serie ‘Misión del deber’, que se transmitía por el canal 11, RTU en aquella época de principios de los ‘90.

La tensa espera

Llegó el día. Los Stones habían llegado el domingo y se habían mostrado amables y sencillos con el público chileno. Nosotros (a saber, la Moni, el Yayo y yo) llegamos al Estadio en auto, no sin complicaciones de tráfico, alrededor de las 19:20. Pese a los problemas que hubo al ingreso nosotros tuvimos mucha suerte y pudimos ingresar al recinto por el acceso de calle Marathon (originalmente sólo habilitado para entradas de sectores Pacífico y cancha preferencial). Con esa ventaja,  alrededor de las 20 hrs. ya estábamos instalados en cancha general, bien al medio, entre las 2 grandes torres que soportaban la amplificación y sistema de iluminación (cañones de luz), mientras en el escenario el grupo Los Tres junto al Macha (cantante de Chico Trujillo) tocaban ‘Un amor violento’. 

Lamentablemente y pese a que lo habíamos “planeado” y conversado, no pudimos juntarnos con mi amigo Gerardo y la Gabi. Con Gerardo tengo recuerdos de haber ido a muchos grandes conciertos (Santana, Deep Purple, Paul McCartney, Roger Waters, Bob Dylan) y esta no podía ser la excepción. Gerardo, el weón más fanático que conozco de los Stones, el que me prestó cuanto cassette no tenía para que me enganchara en serio con estos londinenses. Con el que tocamos ‘Dead flowers’ en cuanto carrete armamos donde hubiera una guitarra y copete. Pero encontrarse en cancha se volvió cada vez más difícil. A las 20:30 ya no se distinguía nada sino un mar de cabezas, y la nula conexión telefónica y de internet me hicieron aceptar que ya no habría caso y que, con suerte, nos podríamos juntar la final del show para intercambiar opiniones.

 La fiesta comienza

El tiempo pasaba lentamente. Parecía que Los Tres habían terminado hace siglos y la espera se hacía eterna. De pronto, pasadas las 21 hrs. por fin se apagaron las luces del estadio y se encendieron las 3 pantallas gigantes del escenario, una a cada costado y una al medio, donde comenzó la proyección de un clip que mostraba la ruta de los Stones hacia Chile, haciendo un recorrido por las portadas de sus discos y fotos memorables. Terminado el clip suena el riff de ‘Start me up’ y comenzó la fiesta. Ahí estaban, por primera vez ante mis ojos y oídos Keith Richards, Mick Jagger, Ronnie Wood y Charlie Watts! Tan activos como siempre, tan rockeros como hace 50 años. Salté y grité toda la canción con la emoción y alegría que sólo pueden dan los conciertos en vivo de tus bandas favoritas. Terminado el tema atacan con otro clásico rollinga: ‘It’s only rock n’ roll (but I like it!)’. Su declaración de principios, y el estadio cantaba “Ohh, no, It’s only rock n’ roll but I like it!”. 

Para rematar ese espectacular comienzo, aparece en pantalla el gran Chuck Leavell y el inconfundible piano de ‘Let’s spend the night together’. Imposible no emocionarme con una de mis canciones favoritas de todo el amplio repertorio de los Stones. Mick Jagger moviéndose como si tuviera 20 años, con sus bailes, sus expresiones y sus carreras de un lado al otro del escenario, un verdadero showman que entre canción y canción hablaba en un correcto español, diciendo palabras y frases típicas chilenas, como cuando saludó y dijo “Hola cabros”, o “Es bacán estar de vuelta” y “Ustedes son la raja”. También comentó que habían visitado algunos sitios culturales en su estadía en Chile, como la casa de Pablo Neruda (sacó aplausos), un café con piernas (sacó más aplausos) y que había adoptado 4 perros quiltros (sacó aplausos y risas). Me sorprendió gratamente su cercanía con el público, su interés por aprender palabras y conceptos típicos chilenos, y su buena onda. También me sorprendió que recalcaran que se sentía bien estar de vuelta y que habían pasado 21 años desde su última visita al país (me da la sensación que no pensaban que tenían el arrastre que vieron en Chile, no sé por qué siento que se sorprendieron y les dio gusto y a lo mejor algo de pena no haber incluido a Chile en alguna de sus anteriores pasadas por el cono sur). En fin, en cuanto a lo musical, siguieron con ‘Tumbling dice’, que le dio una pausa al ritmo demoledor con el que comenzó el show. Le siguió ‘Out of control’, donde pude ver clarito a toda la banda entre las cabezas de los miles que estaban entre mi posición y el escenario, básicamente porque no era una canción que la gente conociera mucho, así que bajaron sus brazos y celulares (maldita costumbre de registrarlo todo en cámaras… Bueno, yo prefiero escribirlo para futuras referencias, mi memoria es demasiado frágil y es un buen ejercicio escribir para no olvidar).

Los clásicos incombustibles

Prácticamente todo el show lo vi por las pantallas gigantes, pero no importó. Nada importó cuando Mick dijo que viene la canción que eligió el público. Dice que intentaron sacar ‘El guatón Loyola’ pero que era muy difícil, mientras en la pantalla aparece escrito ‘She´s a rainbow’, Jagger se cuelga la guitarra al cuello y se largan con esa espectacular canción, otra de mis favoritas, de su época más hippie y experimental. La verdad tengo mis reparos con como sonó la canción en vivo, pero no pude dejar de emocionarme al escucharla (“She comes in colours everywhere, she combs her hair, she’s like a rainbow”). Luego de eso, otro clásico de esos que paran los pelos: ‘Wild Horses’… Brillante ejecución, como en los setentas… O mejor!!! Una maravilla de canción, que disfruté abrazando a la Moni y escuchando a los maestros. Y como si todo ello fuera poco, pegadita vino la clásica ‘Paint it black’, con Ronnie Wood tocando la guitarra con efecto de sitar. Si bien la canción la tocaron notoriamente más pausada, lo que hizo que perdiera un poco de su fuerza característica, de todos modos fue uno de los grandes momentos de la noche en el Nacional.

Le siguió ‘Honky tonk women’, maravillosa, con los bronces y los coros, muy Stones. Esto dio paso a que Jagger presentara uno por uno a los miembros de la banda, partiendo por los coristas y músicos de apoyo, para ir luego con Charlie, Ronnie (el modelo original de “El pilucho”, en palabras de Mick), dejando para el final a Keith Richards, quien fue ovacionado por largo rato, sin saber qué decir, salvo un escueto “It’s good to be back”, mientras se adueñaba del micrófono para cantar ‘You got the silver’, uno de los grandes momentos de la noche. Espectacular presentación, con la slide guitar de Ronnie y la voz carrasposa de Keith. Creo que fue una de las que mejor salió en el Nacional, espectacular! Le siguió otra de Richards, ‘Happy’, que no sonó tan bien, pero que me encanta así que no importó mucho.

Mick volvió al escenario para cantar nada más ni nada menos que ‘Midnight rambler’, un blues largo que le permitió al vocalista interactuar con el público, y a nosotros deleitarnos con esa joya del álbum ‘Let it bleed’ del año 1969. En seguida Mick preguntó a la audiencia si querían cantar con el, y partió ‘Miss you’, otro highlight de la noche. Probablemente la que más me gustó de este show, me sorprendió como sonaba, el bajo de Daryl Jones y el público cantando “uh uh uh uh uh uh uh”. Ahí me di cuenta que esa es una gran canción.  

Se acerca el final

Con el público a sus pies, los Stones comienzan su despedida con himnos, con esas canciones que perduran en el tiempo y que son verdaderos tesoros que nos regalaron. Comenzaron con ‘Gimme shelter’ con una interpretación brillante, bonita, emotiva, que fue la antesala de uno de los más clásicos y reconocibles riffs de Keith: ‘Jumping Jack Flash’. Ahí me acordé de nuestro Alonso, mi hijo de 4 años y medio que goza esta canción, y que estoy seguro hubiera disfrutado este concierto si hubiera sido algo más crecido. Me lo imagino años más tarde regañándome enojado porque no lo llevamos cuando, una noche de febrero del 2016, los papás fueron a ver en vivo a los Rolling Stones. Espero me perdone y entienda que él a sus 4 años y medio no soporta el volumen alto de los shows en vivo ni las aglomeraciones de gente, y que entienda que el papá quería disfrutar ese concierto a concho. Luego le siguió la espectacular e infaltable ‘Sympathy for the devil’ y una vez más la emoción de ver y escuchar a estos gigantes del rock n’ roll me envolvía mientras cantaba y trataba de atesorar en mi memoria cada movimiento de Jagger, cada riff de Richards! Probablemente mi canción favorita de todo el catálogo Stone y que sonó perfecta, con Mick usando una capa con plumas, y las pantallas mostraban símbolos religiosos y un macho cabrío que nos recordaba que sus majestades satánicas estaban aquí, presentándose ante nosotros, y brindando un show que será recordado por siempre!

Con ‘Brown sugar’ la fiesta fue total, con el estadio contagiado con toda la energía que derrochaban estos músicos de más de setenta años de edad, disfrutando lo que todos entendíamos era un momento histórico. Gente de todas las edades bailando, cantando, gozando este regalo, todos unidos alegres gracias a estos monstruos del rock. Termina la canción y se escucha un “Gracias Santiago” que dio paso al primer y único corte que tuvo el show. Se apagaron las luces y el escenario quedó vació. Por supuesto que queríamos disfrutar aún más. Comenzaron los “Whoo Whoo ooh ooh ooh” (que lamentablemente remplazaron al genial y original “No nos vamos ni cagando” que tanto me gusta).

Encore

Faltaba el grand finale. Se enciende un foco y aparece un coro de jóvenes que empieza a cantar ‘You can’t always get what you want’. Jóvenes chilenos cantando ahí, junto a los Stones. Sonó bello, sublime. El coro espectacular dio paso a la guitarra y el corno francés característicos de este tema… “You can’t always get what you want, but f you try sometime you might find you get what you need”, qué verdad… Esa noche tuve lo que necesitaba.

Y para terminar la fiesta, obvio, el inconfundible riff de ‘(I can’t get no) Satisfaction’ y el estadio explota!!! 50 mil almas bailando, saltando y cantando un clásico del rock que sonaba ahí, en vivo para nosotros, interpretado por los mismos que lo grabaron hace más de 50 años. Y sonó tan fresca, tan rebelde, tan potente como siempre! Gracias Mick, Keith, Ronnie y Charlie por acordarse de Chile, por venir y saldar esa deuda, esa deuda que tenía Chile con ustedes y con lo que significa su música para miles de chilenos que llegamos esa tarde de verano a disfrutar, a reír y emocionarse con la que es sin dudas la más influyente e importante banda de rock que aún sigue rodando por el mundo. 

Keep on rolling and rocking Rolling Stones!!!