"El pueblo unido jamás será vencido"
1 de Mayo. Millares de personas conmemoran una vez más el día del Trabajador (no del trabajo, como algunos se esmeran en decir) por todo el mundo. Típicas son las imágenes desde la Plaza de la Revolución en Cuba, con miles de cubanos agitando sus banderitas. O los rusos en la Plaza Roja. Y así. Recordamos las manifestaciones en la Alameda de Santiago de Chile. Destrozos, pedradas, guanacos, zorrillos, pacos pegando palos, cabros chicos tirando piedras, etc. Incluso, el año pasado una vieja se robó una mesa en medio de los saqueos. Es vecina mía, de la Villa Portales.
Prefiero recordar los 1 de Mayo cuando era chico. Recuerdo despertar en la mañana con los primeros acordes de la "Cantata Santa María de Iquique", por Quilapayún, a todo chancho desde el vinilo. Eso ya me decía que este día era especial. Mi padre cantando cada tema con el alma mientras preparaba huevos a la ostra y me decía que me apurara para ir al acto preparado por la CUT. Y así, feliz, me iba con él al acto, masivo por aquellos días, que se hacía en Av. Gral. Velásquez, entre Portales y Ecuador. Mientras escuchábamos a los dirigentes en sus arengas por un Chile más justo, libre y democrático, recorríamos los puestos improvisados en la calle llenos de banderas rojas, con la hoz y el martillo de la utopía castrada, posters y afiches del Che Guevara, de Salvador Allende y Luis Emilio Recabarren, cancioneros de Víctor Jara, Violeta Parra y Silvio Rodríguez. Cosas que ahora son tan comunes y fáciles de encontrar a las afueras de cualquier concierto o show. Recuerdo haberme comprado (o "agenciado") una chapita del NO para el plebiscito (con arco iris y todo). Mi madre no me dejó ponerla en mi mochila de alumno regular del San Ignacio. Podía ser peligroso, dijo.
En los noventa siempre fui al acto. Los políticos y la prensa lograron desprestigiar a la CUT lo suficiente como para que la gente se desencantara y dejara de asistir a los actos. Los revoltosos y vándalos de siempre también hicieron su parte. El acto cambió de escenario. Por un par de años fue en plena Estación Central, aquí en Alameda con Matucana, frente a la USACH. Luego, en Los Héroes. El año pasado fue en Alameda con Portugal, este año, quien sabe. Pero ahí estoy, siempre. No sólo para escuchar buena música (no podría recordar todos los grupos y artistas que he visto desfilar por ese escenario, desde Illapu hasta Tommy Rey, pasando por Sol y Lluvia, Congreso, Inti-Illimani, Schwenke y Nilo, y un largo etc.) sino para demostrar(me) que estoy ahí. Que realmente me importa lo que nos pasa, lo que le pasa a la gente. Que creo que este sistema de mierda en el que nos hacen vivir puede cambiar y que creo en el pueblo y sus trabajadores.
Desde que empecé a trabajar me siento aun más identificado con este día y con este acto, y espero con ansias esta efeméride que pasa tan desapercibida para alguna gente y para los medios. A si que hoy, 1 de Mayo de 2007 me preparo, escucho a Quilapayún y su Cantata, me visto de rojo y parto al acto. Siempre con la esperanza de que alguna vez sabré que valió la pena, que se ganaron cosas, que se respeta al trabajador, al obrero, al chileno común y corriente, como mis padres, como mis amigos, como yo.
"No hay que ser pobre amigo
Es peligroso ser pobre amigo
No ni que hablar amigo,
Es peligroso hablar amigo
Unámonos como hermanos
que nadie nos vencerá.
Si quieren esclavizarnos,
jamás lo podrán lograr.
La tierra será de todos
también será nuestro el mar.
Justicia habrá para todos
y habrá también libertad.
Luchemos por los derechos
que todos deben tener.
Luchemos por lo que es nuestro,
de nadie más ha de ser"
(Canción final Cantata Santa María de Iquique, Luis Advis-Quilapayún)
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