Maldigo del alto cielo
la estrella con su reflejo.
Maldigo los azulejos,
destellos del arrolluelo.
Maldigo del bajo suelo
la piedra con su contorno.
Maldigo el fuego del horno
porque mi alma está de luto.
Maldigo los estatutos del tiempo
con su bochorno.
¡Cuanto será mi dolor!
Maldigo la cordillera
de Los Andes y de la Costa.
Maldigo, señor, la angosta
y larga faja de tierra.
También la paz y la guerra,
lo franco y lo veleidoso.
Maldigo lo perfumoso
porque mi anhelo está muerto.
Maldigo todo lo cierto y lo falso
con lo dudoso.
¡Cuanto será mi dolor!
Maldigo la primavera
con sus jardines en flor
y del Otoño el color,
yo lo maldigo de veras.
A la nube pasajera,
la maldigo tanto y tanto.
Porque me asiste un quebranto
maldigo el Invierno entero.
Con el verano embustero
maldigo profano y santo.
¡Cuanto será mi dolor!
Maldigo la solitaria
figura de la bandera.
Maldigo cualquier emblema,
la Venus y la araucaria.
El trino de la canaria
el cosmos y sus planetas
La tierra y todas sus grietas
porque me aqueja un pesar.
Maldigo del ancho mar sus puertos
y sus caletas
¡Cuanto será mi dolor!
Maldigo luna y paisaje,
los valles y los desiertos.
Maldigo muerto por muerto
y el vivo de rey a paje.
El ave con su plumaje
yo la maldigo a porfía.
Las aulas, la sacristía
porque me aflige un dolor.
Maldigo el vocablo amor
con toda su porquería.
¡Cuanto será mi dolor!
Maldigo por fin lo blanco
lo negro con lo amarillo
Obispos y monaguillos,
ministros y predicandos.
Yo los maldigo llorando
Lo libre y lo prisionero,
Lo dulce y lo pendenciero
le pongo mi maldición.
En Griego y en Español por culpa
de un traicionero.
¡Cuanto será mi dolor!
Violeta Parra, Últimas composiciones (1966)
lunes, 12 de febrero de 2007
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