Ahora que estoy de vacaciones, sin ni uno en los bolsillos, y sin panoramas para distraerme por más de dos o tres horas, he pensado bastante sobre este estado medio “depre” por el que estoy pasando. El hecho de sentirse mal por cosas que has o no has hecho, por tantas embarradas mandadas, tantos errores cometidos, tantas ilusiones rotas, te hace pensar acerca de como mejorar esto. Luego, se me ha ocurrido tratar de dilucidar alternativas para salir de este estado, que es bastante poco agradable (no es muy simpático andar por ahí con la cara larga sin que nada te caiga en gracia). Bueno, el hecho es que establecí dos posibles soluciones para terminar con esta sensación de bajón. Una es la optimista, o idealista, y la otra la pesimista, o realista. Partiré exponiendo la primera.
La tesis optimista se basa en el hecho que todo no puede ser fracaso en la vida. Que, aunque habiendo cometido muchos errores, y no estar pasándola bien en este momento, todo estado es pasajero. Luego, todo lo que queda es esperar que algo bueno suceda. Esta tesis establece que no hay mal que dure 100 años (pero si 91) y que cuando uno ha caído tan bajo la única dirección posible es tirar pa' arriba. Entonces, uno vive pensando en que todo será mejor, el futuro te dará gratas sorpresas, encontrarás un mejor trabajo, una excelente pareja, etc. Si uno cree en Dios (o dioses) también está la posibilidad de creer que dios te ayudará, bla bla bla.
Por otra parte, la tesis pesimista o realista dice que no importa cuan bajo puedas caer, siempre puedes seguir bajando. O sea, como dice Murphy, siempre algo malo puede llegar a ser peor. Esta tesis establece que, en realidad, si te ha ido tan mal durante lo que va de vida, no existe ninguna razón para que te vaya mejor de aquí en adelante. O sea, estáis completa y absolutamente cagaos!
Ante este panorama, esta doctrina da como solución rápida y efectiva (aunque esto último no está comprobado) quitarse la vida, estirar la pata, matarse, commit suicide, etc. No tiene objeto seguir viviendo si uno lo va a seguir pasando igual de mal, o peor. Para las personas que creen en otras vidas, o en el cielo y el infierno, se contentan con decir que en el más allá habrá recompensa para tanta penuria pasada. Habrá que ver.
Ahora, yo bauticé la optimista como idealista, porque uno vive pensando, imaginando, soñando con una vida cada vez mejor. La segunda fue bautizada como realista, básicamente por el simple hecho que, en la cruda realidad, las cosas tienden a no mejorar con el tiempo. Lo que pasa es que uno se adapta mejor a situaciones adversas, pero no significa que la vida mejore.
De todas formas, y gracias a que soy un idealista de tomo y lomo, concibo como única vía posible la optimista. Quien no sueña, no vive. Quien no imagina, no crea y no disfruta la vida. Nosotros estamos aquí básicamente para gozar la vida. Somos seres sociales, y necesitamos interacción para estar completos, complementados. La vida es para vivirla. Y si existen muchas vidas, todas las vidas son para ser aprovechadas, para ser vividas, experimentadas y amadas.
Vivan los ideales
Vivan los sueños imposibles
“You may say I'm a dreamer, but I'm not the only one.
I hope some day you'll join us, and the world will be as one”
(John Lennon)
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