Día: 11 de mayo de 2011
Hora: 21 hrs.
Lugar: Estadio Nacional de Santiago
Aquí estamos de nuevo. Justo seis meses después de haberlo visto por primera vez en vivo (en Argentina el pasado 11 de noviembre) me encamino nuevamente a mi encuentro con Sir Paul, uno de los cuatro de Liverpool. Esta vez el ambiente era distinto, al menos mi predisposición era distinta.
'Magical Mystery Tour' escuchado en vinilo y cerveza en mano hicimos la previa en la casa de Mauricio, un compadre re buena onda, amigo de mi gran amigo Gerardo. De ahí, al estadio caminando (10 minutos aprox.) Cerca de las 20 hrs. ya estábamos en cancha, entre la torre con parlantes y la tribuna Pacífico (ahí poh!). Un DJ (Chris Holmes) "calentaba" motores con versiones bailables (algunas incluso en español, en versión salsa) de Macca y de The Beatles (hasta por ahí sonó Quieren dinero, de Los Prisioneros. Una buena sorpresa).
A las 21 hrs. en punto aparece el maestro: Traje negro, bajo Hofner, una pequeña intro musical y damos paso a Hello Goodbye ¡Notable! O sea, -no podís partir un show con 'Hello goodbye' poh loco!- Bueno, Sir Paul puede hacerlo. Luego siguió Jet, un clásico de sus presentaciones en vivo, con toda la fuerza de su tradicional bajo. Con All my loving la gente se volvió loca. Luego, le siguió un setlist que varió muy poco de lo presentado seis meses atrás en Buenos Aires. Al piano interpreta The long and winding road y Nineteen hundred eighty five.
Con I've just seen a face, una de mis preferidas del repertorio Macca en The Beatles, comienza la parte "folk", más íntima, del concierto. La que llega a su cúspide con Here today, tema que escribiera poco después del asesinato de John Lennon, y pasando por Blackbird, sólo acompañado con su guitarra. Él y su guitarra acústica en medio del escenario y 50 mil almas coreando sutilmente la letra, como si nadie quisiera molestar con su canto la sencilla interpretación que se estaba ejecutando en el escenario. Como si todos quisiéramos ser parte de esa canción sin perturbar su belleza.
Con Something vino otro momento sublime: Paul y su ukelele, al principio, en una versión casi infantil del temazo de Harrison, para luego dar paso a toda la banda en una interpretación fenomenal. Volví a emocionarme. Después de esto comenté que ya me sentía pagado, las 40 lucas de la entrada ya estaban más que compensadas y todo lo que viniese de aquí en adelante lo tomaría como "yapa". ¡Y vaya qué "yapa"!
Se vino una "avalancha de éxitos" que comenzó con Band on the run, de su época Wings, y le siguieron una batería de éxitos Beatles, desde la inocente historia de amor en Ob-La-Di, Ob-La-Da hasta las rockeras I've got a feeling y Paperback writer (donde toca la misma Epiphone Casino con que grabó la canción, por allá por el '66), dando paso con esto a los himnos A day in the life - Give peace a chance (de John Lennon) con todo el público haciendo el símbolo de la paz con sus manos, y Let it be. No comments!
Con Live and let die el estadio se llenó de rock y el escenario de pirotecnia, y con Hey Jude todos cantamos y cantamos y cantamos...
Con su primer bis, McCartney tocó el bajo en Day tripper, el piano psicodélico en Lady madonna, y otra vez el Hofner en Get back. -Do you wanna get back?! Yeah?! Me too! nos decía en ese segundo en que se acaba la canción y vuelve de nuevo (la versión del single, no la del álbum).
Segundo bis, sale con una bandera chilena, se despacha Yesterday, con todo, en verdad todo el estadio cantando (por algo es la canción popular más versionada), Helter Skelter, con toda la potencia y actitud de un chiquillo de 20, y el "grand finale" con Sgt Pepper's Lonely Hearts Club Band (reprise) - The End, con el correspondiente solo de batería de Abe Laboriel Jr. y el solo a 3 guitarras de Andy, Rusty y Paul. Un final digno del más grande. Dos horas y media ( o un poquito más) de la mejor música que el siglo XX y XXI nos entregó. Dos horas y media de entrega, virtuosismo, calidad humana, musical y profesional, simpatía y carisma (saludando en español, utilizando expresiones muy chilenas como "¿Como están chiquillos?" y "Ustedes son bacanes". E incluso cantando con el público Oh sole mío y "Llegó la hora de decir adiós, decir adiós")
McCartney es un crá. Sólo queda decir: Gracias Paul! Gracias por haber vuelto a Chile. Gracias por haberle dado la oportunidad a mi madre de ver tu show, a mi hermano de disfrutar de este espectáculo, gracias por todas las emociones y por todos los momentos vividos.
Gracias por tu música.
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