Fecha: 03/02/2016
Hora: 21 hrs.
Recinto: Estadio Nacional
Contexto
De vuelta al Nacional. Desde el
año 2012 que no venía a este estadio, aquella vez atraído por la muralla de
Roger Waters. Ahora era el turno de saldar la deuda de otros monstruos del
Rock: The Rolling Stones. Hace 21 años tocaron en este mismo estadio, y Mick
Jagger lo mencionó en algún momento del concierto. Había una deuda con los
chilenos, más bien había una deuda de los chilenos con los Stones, y fue saldada
con creces la noche del pasado miércoles 03 de febrero.
Todo había comenzado meses atrás,
con el anuncio que los Stones vendrían a Chile el 2016. Una vez confirmada la
fecha se pusieron a la venta las entradas y mi Moni me instó a que las
compráramos de inmediato. Un rápido análisis con mi señora, y con mi partner de
tocatas, Gerardo, terminó en la decisión de comprar entradas para Cancha
General, ticket nada de barato ($59.000.- más cargos por algún misterioso servicio
que nunca he sabido cuál es, de $8.850.-). Con entradas en mano era cuestión de
tiempo para poder disfrutar de esta música que lleva más de 50 años sonando en
el planeta y que ha estado en mi vida desde que tengo memoria. No podría
recordar cuándo fue la primera vez que escuché ‘(I can’t get no) Satisfaction’
o ‘Angie’. Si recuerdo ‘Paint it black’, gracias a que mi tío Pato veía la
serie ‘Misión del deber’, que se transmitía por el canal 11, RTU en aquella
época de principios de los ‘90.
La tensa espera
Llegó el día. Los Stones habían
llegado el domingo y se habían mostrado amables y sencillos con el público
chileno. Nosotros (a saber, la Moni, el Yayo y yo) llegamos al Estadio en auto,
no sin complicaciones de tráfico, alrededor de las 19:20. Pese a los problemas
que hubo al ingreso nosotros tuvimos mucha suerte y pudimos ingresar al recinto
por el acceso de calle Marathon (originalmente sólo habilitado para entradas de
sectores Pacífico y cancha preferencial). Con esa ventaja, alrededor de las 20 hrs. ya estábamos
instalados en cancha general, bien al medio, entre las 2 grandes torres que
soportaban la amplificación y sistema de iluminación (cañones de luz), mientras
en el escenario el grupo Los Tres junto al Macha (cantante de Chico Trujillo)
tocaban ‘Un amor violento’.
Lamentablemente y pese a que lo habíamos “planeado”
y conversado, no pudimos juntarnos con mi amigo Gerardo y la Gabi. Con Gerardo
tengo recuerdos de haber ido a muchos grandes conciertos (Santana, Deep Purple,
Paul McCartney, Roger Waters, Bob Dylan) y esta no podía ser la excepción.
Gerardo, el weón más fanático que conozco de los Stones, el que me prestó
cuanto cassette no tenía para que me enganchara en serio con estos londinenses.
Con el que tocamos ‘Dead flowers’ en cuanto carrete armamos donde hubiera una
guitarra y copete. Pero encontrarse en cancha se volvió cada vez más difícil. A
las 20:30 ya no se distinguía nada sino un mar de cabezas, y la nula conexión
telefónica y de internet me hicieron aceptar que ya no habría caso y que, con
suerte, nos podríamos juntar la final del show para intercambiar opiniones.
La fiesta comienza
El tiempo pasaba lentamente. Parecía
que Los Tres habían terminado hace siglos y la espera se hacía eterna. De
pronto, pasadas las 21 hrs. por fin se apagaron las luces del estadio y se
encendieron las 3 pantallas gigantes del escenario, una a cada costado y una al
medio, donde comenzó la proyección de un clip que mostraba la ruta de los
Stones hacia Chile, haciendo un recorrido por las portadas de sus discos y
fotos memorables. Terminado el clip suena el riff de ‘Start me up’ y comenzó la fiesta. Ahí estaban, por primera vez
ante mis ojos y oídos Keith Richards, Mick Jagger, Ronnie Wood y Charlie Watts!
Tan activos como siempre, tan rockeros como hace 50 años. Salté y grité toda la
canción con la emoción y alegría que sólo pueden dan los conciertos en vivo de
tus bandas favoritas. Terminado el tema atacan con otro clásico rollinga: ‘It’s only rock n’ roll (but I like it!)’.
Su declaración de principios, y el estadio cantaba “Ohh, no, It’s only rock n’ roll but I like it!”.
Para rematar ese
espectacular comienzo, aparece en pantalla el gran Chuck Leavell y el
inconfundible piano de ‘Let’s spend the
night together’. Imposible no emocionarme con una de mis canciones
favoritas de todo el amplio repertorio de los Stones. Mick Jagger moviéndose
como si tuviera 20 años, con sus bailes, sus expresiones y sus carreras de un
lado al otro del escenario, un verdadero showman que entre canción y canción hablaba
en un correcto español, diciendo palabras y frases típicas chilenas, como
cuando saludó y dijo “Hola cabros”, o
“Es bacán estar de vuelta” y “Ustedes son la raja”. También comentó
que habían visitado algunos sitios culturales en su estadía en Chile, como la
casa de Pablo Neruda (sacó aplausos), un café con piernas (sacó más aplausos) y
que había adoptado 4 perros quiltros (sacó aplausos y risas). Me sorprendió
gratamente su cercanía con el público, su interés por aprender palabras y
conceptos típicos chilenos, y su buena onda. También me sorprendió que
recalcaran que se sentía bien estar de vuelta y que habían pasado 21 años desde
su última visita al país (me da la sensación que no pensaban que tenían el
arrastre que vieron en Chile, no sé por qué siento que se sorprendieron y les
dio gusto y a lo mejor algo de pena no haber incluido a Chile en alguna de sus
anteriores pasadas por el cono sur). En fin, en cuanto a lo musical, siguieron
con ‘Tumbling dice’, que le dio una
pausa al ritmo demoledor con el que comenzó el show. Le siguió ‘Out of control’, donde pude ver
clarito a toda la banda entre las cabezas de los miles que estaban entre mi
posición y el escenario, básicamente porque no era una canción que la gente
conociera mucho, así que bajaron sus brazos y celulares (maldita costumbre de
registrarlo todo en cámaras… Bueno, yo prefiero escribirlo para futuras
referencias, mi memoria es demasiado frágil y es un buen ejercicio escribir
para no olvidar).
Prácticamente todo el show lo vi
por las pantallas gigantes, pero no importó. Nada importó cuando Mick dijo que
viene la canción que eligió el público. Dice que intentaron sacar ‘El guatón
Loyola’ pero que era muy difícil, mientras en la pantalla aparece escrito ‘She´s a rainbow’, Jagger se cuelga la
guitarra al cuello y se largan con esa espectacular canción, otra de mis
favoritas, de su época más hippie y experimental. La verdad tengo mis reparos
con como sonó la canción en vivo, pero no pude dejar de emocionarme al escucharla
(“She comes in colours everywhere, she
combs her hair, she’s like a rainbow”). Luego de eso, otro clásico de esos
que paran los pelos: ‘Wild Horses’…
Brillante ejecución, como en los setentas… O mejor!!! Una maravilla de canción,
que disfruté abrazando a la Moni y escuchando a los maestros. Y como si todo
ello fuera poco, pegadita vino la clásica ‘Paint
it black’, con Ronnie Wood tocando la guitarra con efecto de sitar. Si bien
la canción la tocaron notoriamente más pausada, lo que hizo que perdiera un
poco de su fuerza característica, de todos modos fue uno de los grandes
momentos de la noche en el Nacional.
Le siguió ‘Honky tonk women’, maravillosa, con los bronces y los coros, muy
Stones. Esto dio paso a que Jagger presentara uno por uno a los miembros de la
banda, partiendo por los coristas y músicos de apoyo, para ir luego con
Charlie, Ronnie (el modelo original de “El
pilucho”, en palabras de Mick), dejando para el final a Keith Richards,
quien fue ovacionado por largo rato, sin saber qué decir, salvo un escueto “It’s good to be back”, mientras se
adueñaba del micrófono para cantar ‘You
got the silver’, uno de los grandes momentos de la noche. Espectacular
presentación, con la slide guitar de Ronnie y la voz carrasposa de Keith. Creo
que fue una de las que mejor salió en el Nacional, espectacular! Le siguió otra
de Richards, ‘Happy’, que no sonó
tan bien, pero que me encanta así que no importó mucho.
Mick volvió al escenario para cantar
nada más ni nada menos que ‘Midnight
rambler’, un blues largo que le permitió al vocalista interactuar con el
público, y a nosotros deleitarnos con esa joya del álbum ‘Let it bleed’ del año 1969. En seguida Mick preguntó a la
audiencia si querían cantar con el, y partió ‘Miss you’, otro highlight de la noche. Probablemente la que más me
gustó de este show, me sorprendió como sonaba, el bajo de Daryl Jones y el
público cantando “uh uh uh uh uh uh uh”.
Ahí me di cuenta que esa es una gran canción.
Se acerca el final
Con el público a sus pies, los
Stones comienzan su despedida con himnos, con esas canciones que perduran en el
tiempo y que son verdaderos tesoros que nos regalaron. Comenzaron con ‘Gimme shelter’ con una interpretación
brillante, bonita, emotiva, que fue la antesala de uno de los más clásicos y
reconocibles riffs de Keith: ‘Jumping
Jack Flash’. Ahí me acordé de nuestro Alonso, mi hijo de 4 años y medio que
goza esta canción, y que estoy seguro hubiera disfrutado este concierto si hubiera
sido algo más crecido. Me lo imagino años más tarde regañándome enojado porque
no lo llevamos cuando, una noche de febrero del 2016, los papás fueron a ver en
vivo a los Rolling Stones. Espero me perdone y entienda que él a sus 4 años y
medio no soporta el volumen alto de los shows en vivo ni las aglomeraciones de
gente, y que entienda que el papá quería disfrutar ese concierto a concho. Luego
le siguió la espectacular e infaltable ‘Sympathy
for the devil’ y una vez más la emoción de ver y escuchar a estos gigantes
del rock n’ roll me envolvía mientras cantaba y trataba de atesorar en mi
memoria cada movimiento de Jagger, cada riff de Richards! Probablemente mi
canción favorita de todo el catálogo Stone y que sonó perfecta, con Mick usando
una capa con plumas, y las pantallas mostraban símbolos religiosos y un macho
cabrío que nos recordaba que sus majestades satánicas estaban aquí, presentándose
ante nosotros, y brindando un show que será recordado por siempre!
Con ‘Brown sugar’ la fiesta fue total, con el estadio contagiado con
toda la energía que derrochaban estos músicos de más de setenta años de edad, disfrutando
lo que todos entendíamos era un momento histórico. Gente de todas las edades bailando,
cantando, gozando este regalo, todos unidos alegres gracias a estos monstruos
del rock. Termina la canción y se escucha un “Gracias Santiago” que dio paso al primer y único corte que tuvo el
show. Se apagaron las luces y el escenario quedó vació. Por supuesto que
queríamos disfrutar aún más. Comenzaron los “Whoo Whoo ooh ooh ooh” (que lamentablemente remplazaron al genial y
original “No nos vamos ni cagando”
que tanto me gusta).
Encore
Faltaba el grand finale. Se enciende un foco y aparece un coro de jóvenes que
empieza a cantar ‘You can’t always get
what you want’. Jóvenes chilenos cantando ahí, junto a los Stones. Sonó bello, sublime. El coro espectacular dio paso a la guitarra y el corno francés
característicos de este tema… “You can’t
always get what you want, but f you try sometime you might find you get what
you need”, qué verdad… Esa noche tuve lo que necesitaba.
Y para terminar la fiesta, obvio, el inconfundible riff de ‘(I can’t get no) Satisfaction’ y el estadio explota!!! 50 mil almas bailando, saltando y cantando un clásico del rock que sonaba ahí, en vivo para nosotros, interpretado por los mismos que lo grabaron hace más de 50 años. Y sonó tan fresca, tan rebelde, tan potente como siempre! Gracias Mick, Keith, Ronnie y Charlie por acordarse de Chile, por venir y saldar esa deuda, esa deuda que tenía Chile con ustedes y con lo que significa su música para miles de chilenos que llegamos esa tarde de verano a disfrutar, a reír y emocionarse con la que es sin dudas la más influyente e importante banda de rock que aún sigue rodando por el mundo.
Keep on rolling and rocking Rolling Stones!!!