sábado, 30 de diciembre de 2017

Bitácora de Viaje: Inglaterra 2017 - Día 8

Día 8
Miércoles 23 de agosto de 2017

El día comenzó temprano. Como pudimos nos levantamos, a vestirse y bajar a tomar desayuno. Abajo nos recibieron con un desayuno buffet, con elección de pan, jamón, queso, tomate, huevo, mantequilla, mermelada, nutella, así como té, café, jugos. De verdad, todo muy rico. De vuelta a la habitación para la ducha matinal, y salimos. Hoy es el día de recorrer la ciudad de Los Beatles, conocer los barrios y calles de infancia de los 4 Beatles, así que partimos con un itinerario más o menos armado.

Tomamos la micro en Victoria St. (a 1 cuadra del hotel) y compramos 2 tickets diarios, los que nos permitieron subir y bajar todas las veces que quisiéramos durante ese día. Nuestro primer objetivo: La casa de infancia de George Harrison, en el 12 de Arnold Grove, un pequeño pasaje en Wavertree. El barrio se ve como un barrio típico inglés, de clase obrera. Pequeñas casas pareadas de 2 pisos. El pasaje queda a media cuadra de la calle principal (High St.), donde se encuentra comercio y transporte público. A 100 metros hay una rotonda, con un monumento (el Picton Clock Tower). Ahí tomamos otro bus, que bajó por la Church rd. Y en 5 minutos ya estábamos en Penny Lane, en un trayecto que probablemente George hizo tantas veces.

“Penny Lane is my ears and in my eyes”, canto, de manera original, mientras grabo un video para enviarlo a mi amada. Aquí estamos, en la meca de todo Beatlemaniaco. Justo al lado del “shelter in the middle of the roundabout”. Miro alrededor, y es todo tan normal, y tan mágico a la vez. Es todo tan surrealista: viajar miles de kilómetros, de un país y de una ciudad que pocos liverpudlianos deben haber oído hablar, para llegar hasta esta rotonda, donde un grupo de jóvenes hace más de 50 años se reunían para tomar la micro e ir a ensayar o tocar en algún local. Es loco. Es maravilloso. Cuantas veces soñé con estar aquí. Ahora que estoy acá no lo creo, simplemente no lo creo. Es una sensación muy rara. Y no andar solo me ayuda a no volverme loco, y a conversar con naturalidad y con total normalidad, en español y a chuchá limpia, en medio de Penny Lane, jajaja!!! Sacamos varias fotos. Es temprano, y se nota, porque no se ven otros turistas. Luego distinguimos unas turistas, muy flacas y rubias, sacándose fotos en el cartel de la calle. Les ofreco sacarles una foto a las tres, y luego les pido si nos pueden sacar una a nosotros. Salió oscura. No importa. Estamos acá, estamos en Penny Lane… “There, beneath the blue suburban sky”.

Pasamos a un Tesco a comprar algo para hidratarnos (una Ribena para Gerardo) y tomamos otra micro, esta vez por la A562 para ir hasta Menlove Ave. Con los nervios y la emoción, nos bajamos un paradero antes. No importa, hemos caminado más que Kun-Fu estos días, así que no es importante. Caminamos unas 2 cuadras y subimos (literalmente, la calle va en subida) por Beaconsfield Rd. Para llegar a la icónica reja roja de la clausurada entrada de Strawberry Field, que fue algo así como un internado del Ejército de Salvación. Obviamente, cantando ‘Strawberry Fields Forever’ sacamos fotos y miramos el lugar y sus alrededores. De pronto un ruido de motor nos llama la atención: Era un Ferrari que pasó por la calle… ¡Un Ferrari! Este barrio se ve bastante más acomodado que el de George. Esto es Woolton, el barrio donde vivió John con su tía Mimi. Esa es nuestra próxima parada, Mendips, la casa de infancia de Lennon. Es una casa grande, se ve muy bien. En un barrio muy tranquilo, y donde se pueden ver estacionados en las casas autos como Audi, Mercedes Benz, Porsche. Es un barrio de clase alta, coincidimos con Gerardo. Ya ahora podemos ver más fanáticos haciendo el tour, bajando en taxis y sacándose la misma foto, en el pequeño portón de madera que es el acceso a la casa.

Caminamos desde Mendips para dirigirnos a la capilla donde se conocieron John y Paul. En eso una  chica nos pregunta si vamos a la St. Peter’s Church. Asentimos, y decidimos ir juntos. Nos cuenta que es italiana y que anda sola turisteando por UK. Que ya estuvo en Londres y Manchester. Simpática, mostró curiosidad por Sudamérica cuando le comentamos de donde éramos. Llegamos a St. Peter’s Church, lugar importantísimo, ya que aquí, en los jardines de esta parroquia, se realizó una feria por allá por el año 1957 (hace justo 60 años!!!), donde el grupo The Quarrymen tocó. En ese grupo estaba John Lennon. Y entre el público estaba Paul McCartney, quien se acercó a John luego de la presentación y conversaron de música, de guitarras y así, como dos chiquillos se hacen amigos, se gestó la amistad que derivaría en una sociedad inigualable a la hora de hacer canciones pop. Como es común en el Reino Unido, los jardines de las iglesias también son pequeños cementerios. Esta no es la excepción, y una de sus tumbas está en la historia colectiva del pop, ya que se trata de la tumba de Eleanor Rigby.

Nos despedimos de la italiana, y seguimos nuestro camino. Volvemos caminando a Menlove Ave. Para bajar caminando hasta el barrio de infancia de Paul McCartney. No es tan cerca, debe ser unos 25 minutos caminando, pero no hay transporte público directo. Tendríamos que volver a Penny Lane y desde ahí tomar otra micro. Por eso decidimos bajar caminando. Además, en el camino podemos pasar por el parque Calderstones, que resultó ser toda una sorpresa, con una pequeña laguna, harta fauna (muchas aves de distintas especies), y un césped que ya se querrían varias canchas de fútbol profesional en Chile, jaja.

Ya son como las 2 de la tarde. Aprovechamos este paseo por el parque para descansar un momento, sentados al césped, disfrutando el sol de este verano inglés. ¡Fascinante!

Desde Woolton llegamos caminando hasta Allerton, el barrio de McCartney. Su casa se encuentra en Forthlin Rd. También es una casa pareada, más grande y en mejor estado que la de George, pero no tan grande como la de John. El barrio, residencial, se ve súper tranquilo. En realidad, todos estos barrios se ven muy tranquilos, con poca gente. Barrios residenciales, antiguos, con un ritmo de vida que nos recuerda que Liverpool es una ciudad regional. Pese a su carácter de puerto, que se siente fuerte en el centro, hacia el interior es una ciudad grata, de construcciones bajas (muchas casas, no hay  edificios). Pienso que es una ciudad para vivir tranquilo.

Tomamos nuevamente el bus (sacándole el jugo al ticket diario) en Mather Ave., y nos bajamos en Penny Lane (esto es un sueño, jeje). De ahí, trasbordo a otro bus, para bajarnos en Princes Rd. Esquina High Park St., a 2 cuadras de la casa de niñez de Ringo Starr. Caminamos por High Park St. Y notamos inmediatamente que el barrio cambia. Casas pareadas muy pequeñas, muy juntas. Llegamos a Madryn St., y vemos que todas las casas están completamente abandonadas y herméticamente cerradas. Se está realizado una remodelación de toda la zona (hay carteles explicativos). No se señala a donde fue a dar la gente que ahí vivía, pero si se muestran los avances que ya ha habido en otras calles aledañas. Nos sacamos la foto en la casa donde nació Ringo, para luego cruzar la calle, bajar media cuadra y encontrarnos con la casa de Admiral Grove, donde Ringo creció, pasando, por supuesto, por la edificación más famosa del barrio, el edificio del bar The Empress, famoso porque aparece en la portada del primer disco solista de Ringo Starr.

Volvimos caminando a Princes Rd. Para tomar la micro y volver al centro de Liverpool, que no está lejos de donde andamos.

De pronto decidimos bajarnos unas cuadras antes, porque una gran edificación nos llamó la atención: se trataba de la Catedral de Liverpool. Tocamos el timbre, y al bajarnos de la micro notamos una iglesia destruida. En realidad, eran sólo reliquias de lo que fue una iglesia: St. Luke’s Church. Es increíble. Leímos con atención una de las placas, donde se indica que la iglesia fue incendiada producto de un bombardeo durante el Blitz en la Segunda Guerra Mundial. Sus paredes y su torre quedaron como testigo de la brutalidad humana. Es fantástico como se respeta y honra la historia en este país. Me imagino una vez más qué pensarían de esto aquellos que dicen que hay que pensar en el futuro, y dejar de recordar el pasado, cada vez que en Chile se pretende instalar un sitio de memoria por las atrocidades cometidas durante la dictadura cívico-militar.

Caminamos unas cuadras y llegamos a la Catedral de Liverpool, el templo más grande del mundo de la Church of England (Iglesia de Inglaterra). Es un edificio imponente, de estilo gótico, que representa la grandiosidad de Dios. Es impresionante. No es acogedora, ni amistosa. Más bien infunde temor, a mi parecer. Cuenta con el órgano más grande del Reino Unido, con 2 consolas y diez mil tubos. ¡Impresionante!

Al salir, caminamos hacia el centro, pasando por el Barrio Chino (encontramos que los precios eran caros para ser comida china), y pasamos por The Jacaranda, otro de los pubs donde The Beatles solía tocar. Caminamos por Bold St. Una calle de restaurantes y locales comerciales, y decidimos entrar a un local de comida italiana. Nos pedimos unos panini y, por supuesto, una cerveza. Luego entramos a algunas tiendas a vitrinear, incluso a un supermercado de baratijas, jaja, el ‘Home Bargains’, donde compré té y algunos dulces y golosinas para traer a los niños a Chile. Era barato. En comparación, creo que Liverpool es más barato que Londres. Y más barato que Santiago, debo agregar.

Caminamos por Church St. Que es un paseo peatonal, tipo paseo Ahumada, muy bonito, muy colorido, y con muchas tiendas y centros comerciales. Claro que los centros comerciales no se parecen a los malls santiaguinos, sino que son más abiertos, y más bajos en altura. Llegamos caminando al Pier Head (pasando por el correspondiente monumento a la Reina Victoria, of course!) y nos tomamos la foto que el día anterior olvidamos, junto a la estatua de los Beatles ¡Cómo no!

Y de ahí, a nuestra última parada del día: Mathew St., donde se encuentra la mítica Cavern Club.

Mathew St. es en verdad un pequeño callejón peatonal, en el Cavern Quarter, que solo mide un par de cuadras. En la esquina de Mathew St. y N John St. Se encuentra el ‘Hard day’s Night Hotel’, cuyo edificio cuenta con una estatua de John Lennon justo en la esquina, lo que nos da la bienvenida a la meca Beatle. El callejón se ve con harta gente, muchos turistas ya jubilados, que vienen de distintas partes del mundo (se nota). La música de un cantante callejero nos invita a caminar hacia este pasaje que tiene tanta historia. Lo primero que nos llama la atención es otra estatua de John Lennon, apoyado en la pared. Hay que esperar turno para sacarse una foto ahí (como no). La estatua está apoyada en el ‘Hall of Fame’ del Cavern Club, donde se pueden apreciar muchos ladrillos, cada uno con la inscripción de algún músico o banda que ha tocado ahí. Aparecen, aparte de The Beatles, nombres como Elton John, Queen, Eric Clapton, The Who, y un laaargo etcétera.  

Siguiendo esa misma pared se encuentra la entrada del Cavern Pub, que es un local asociado al Cavern Club, que está al frente. Por £5 ya estábamos dentro del Cavern Club, que es en realidad una réplica del Cavern original, que estaba al lado. Al bajar las escaleras (está en una especie de cava), comenzamos a escuchar la música en vivo que cada vez se escucha más fuerte. Es el comienzo de la BeatlesWeek, o la Semana Beatles, según nos enteramos. Debido a esto, hay cientos de bandas tocando todo el día no solo en el Cavern Club, sino que también en otros locales de Liverpool. También habrá charlas y exposiciones.

Después de acercarnos a la barra y pedir una pinta, nos disponemos a escuchar a la banda que está en el escenario ahora. Son de Londres y se lanzan con un Setlist de canciones de The Beatles, por supuesto. Digamos que fue un sueño hecho realidad cantar canciones de los Beatles, en la mismita Cavern, donde tocaron unas 292 veces. Luego se subió otro grupo al escenario, y luego otro. Y así, fuimos una y otra vez a la barra, y así se nos pasaron 2, 3, 4 horas. Cuando decidimos irnos, compramos algunos souvenirs (vale la pena, cómo no!) y partimos caminando de vuelta al hotel, que está solo a un par de cuadras (como a 1 cuadra y media, en realidad). Este fue el final perfecto para nuestro día Beatle.

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